¿Es conveniente confiar en los demás?



"El secreto de mi éxito puede ser resumido en cuatro C's: Curiosidad, Confianza, Coraje y Constancia... y la más importante de todas es la Confianza."
Walt Disney

Tener capacidad de confiar es una parte relevante en la vida, y no sólo en los demás, si no en uno mismo, pero para algunas personas confiar en los demás les resulta un reto pues  son personas que generalmente se han sentido engañadas o traicionadas y han aprendido que muchas, quizás la mayoría de las personas, ocultan, exageran o mienten para evitarse incomodidades o para obtener beneficios particulares.

A día de hoy, y con los tiempos que corren cada vez nos cuesta más confiar en la gente que nos rodea, sobre todo porque en la sociedad está bien asentado la idea de que los tontos son los que se fían o los que caen en las trampas, mientras que los inteligentes, son los que desconfían o los que no se dejan fácilmente engañar. 

Sin embargo, detrás de esta creencia existe un error, ya que no es lo mismo desconfiar que no dejarse engañar, y desde luego hay una gran diferencia entre ser confiados y dejarnos engañar.

La confianza en los demás es uno de los puntos clave de la inteligencia emocional. Pues el confiar en los demás va asociado a una mayor autoconfianza. Cuando una persona no se fía de nadie  necesita cubrirse las espaldas porque está segura de que siempre va a haber alguien dispuesto a estafarlas o mentirles. Y con ello, adoptan una actitud hipervigilante y se ponen una coraza. A largo plazo, esta forma de enfrentarse a las relaciones interpersonales genera un enorme estrés y desgaste mental.

Si tú eres esa clase de persona, pregúntate: si no te fías de un amigo ¿quién te dará una perspectiva nueva ante un problema? o en tu trabajo, si no te fías de tu equipo ¿cómo lograrás que ese proyecto avance? Quizás respondiéndote a esto, podrás ver que la confianza puede aportarte más beneficios que costes.

Por otro lado, el problema radica en que cuando no confías en las personas de tu alrededor, de una forma u otra, estas lo perciben y, a su vez, no confiarán en tí. De esta manera se crea un círculo de desconfianza e individualismo que ratifica tu visión del mundo, la visión de que todos quieren aprovecharse de ti y son antipáticos.

La confianza no puede ser ciega, tenemos que saber en quién confiar y a quién dar confianza. Para ello, lo más importante es saber poner límites y no excedernos ni en la confianza que damos ni en la que depositamos en los demás.

De entrada, es preferible pensar bien de todo el mundo hasta que nos demuestren lo contrario. Sin embargo, tenemos que ser cautos y no darnos a conocer totalmente a una persona nada más conocerla. Hay que ir dando información sobre nosotros y nuestra forma de ser y pensar poco a poco, según vayamos conociendo a esa persona y, en el caso, de que nos vaya gustando y nos haga sentir cómodos con ella.

Por último es importante observar los comportamientos de los demás. Puede ser muy revelador saber cuál es el comportamiento de una persona con los demás y qué intenciones suele tener. Hay quien por costumbre tiende a fastidiar y ridiculizar. Y en este caso, no merecerá nuestra confianza.

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