Construcción del vínculo afectivo: el apego

El apego es el lazo afectivo que se forma entre él mismo y otra persona y que les impulsa a permanecer juntos en el espacio y en el tiempo. El apego es el resultado de un proceso que dura toda la vida y que empieza a formarse aproximadamente a los 2 meses de edad.  Así las relaciones del bebé con sus cuidadores los primeros años de vida, son determinantes para el desarrollo adecuado de la personalidad del niño, y también son fruto de la futura conducta del individuo. 

De la calidad de dicha interacción entre los padres y el hijo depende el establecimiento o no de una base segura para el niño, la cual le permitirá la exploración de su ambiente. 


El apego seguro se relaciona con la inteligencia, el rendimiento académico, la autoestima, el comportamiento prosocial, la expresión de emociones positivas, la habilidad para la solución de conflictos, el establecimiento y mantenimiento de amistades, la conducta escolar, la calidad de la futura relación de pareja que establezca,.. El apego inseguro se relaciona con problemas como la ansiedad, depresión, retraimiento social, conductas agresivas,…





A lo largo del tiempo el niño va formando toda una serie de esquemas mentales sobre sí mismo y el mundo que le rodea. Con ello vemos que si perciben como seguras las relaciones de apego se desarrollarán futuramente patrones de seguridad y confianza en sí mismo y en los otros. Si no se establece esta base segura, se desarrollará un patrón de inseguridad que será de evitación (huida), de ambivalencia (resistencia) o de desorganización (desorientación). 





El apego seguro se relaciona con la inteligencia, el rendimiento académico, la autoestima, el comportamiento prosocial, la expresión de emociones positivas, la habilidad para la solución de conflictos, el establecimiento y mantenimiento de amistades, la conducta escolar, la calidad de la futura relación de pareja que establezca,.. El apego inseguro se relaciona con problemas como la ansiedad, depresión, retraimiento social, conductas agresivas,…

El papel fundamental para determinar el tipo de apego lo desarrolla la conducta materna  Además de influir en la actitud que tome el niño en los futuros conflictos o toma decisiones, a los que se deberá enfrentar ( los conflictos de pareja, el apoyo social, la inestabilidad económica, el nacimiento de un hermano...).


El apego establece la organización inicial de la personalidad que guía posteriormente el funcionamiento social de la persona y la calidad de las relaciones interpersonales.

Los adultos cuyo cuidador ha sido una fuente de seguridad y de regulación adecuada de las emociones, valoran más las relaciones, la calidad de sus relaciones interpersonales y matrimoniales está caracterizada por mayor afectividad, empatía y bienestar. Sus expectativas sobre sí mismos y los demás, serán más positivas y más empáticas y con ello recibirán una mayor respuesta de apoyo por parte de los demás. 

Un adulto con apego de evitación será aquel que muestre excesiva autoconfianza y no busque la proximidad del otro, se sienten frustrados con su pareja, desconfían de ella y no aceptan fácilmente los defectos del otro. Los adultos ambivalentes se caracterizan por unas relaciones de baja y alta emotividad, celos, una preocupación obsesiva por su pareja y desconfianza. Y por otro lado el tipo desorganizado cumpliría las características de los dos tipos anteriores.

En definitiva, los trastornos tempranos del desarrollo no son patológicos en si mismos, pero a menudo constituyen la base de trastornos evolutivos que sí pueden llevar a la psicopatología en la edad adulta. Por ejemplo ocasionar un Trastorno de la personalidad.

Un individuo cuyos padres hayan sido huidizos, de adulto sentirá que  no supieron quererle, y  es  probable  que se perciba como carente de valor para los demás e incapaz de obtener amor. Por el contrario, los adultos que han confiado en sus padres se caracterizarán por confiar en los demás y buscan la proximidad del otro, y por lo tanto  presentarán menos sintomatología depresiva, ansiosa, menor consumo de drogas, desordenes de alimentación y de personalidad.


Los vínculos afectivos dependen en gran medida de la conducta que muestre una persona frente a otra y, como  norma general, la cantidad de interacción positiva entre dos personas es más importante que la cantidad de tiempo empleada en construir esa relación. 




EVOLUCIÓN DEL APEGO A LO LARGO DE LA VIDA: 
  • En la infancia (hasta los 10 años aproximadamente): la principal figura de apego son los padres, aunque también aparecen otras figuras en segundo lugar como hermanos, familiares, primos, tíos y amigos.
  • En la adolescencia (11-16 años): la figura de apego siguen siendo los padres. También se observan otras figuras: amigos con mayor importancia y quedan por delante de otros familiares.  La pareja empieza a ser otra figura importante a finales de esta etapa.
  •  A finales de la adolescencia y principios de la edad adulta temprana (17-25 años), los padres se sitúan junto a la pareja y los amigos. Etapa de la vida en que la amistad alcanza su valor más alto dentro de las relaciones afectivas. También se citan a hermanos, abuelos y otros familiares entre las figuras de apego.
  •  Durante la edad adulta (26-65 años) generalmente el cónyuge o pareja estable es la principal figura de apego. En algunos casos siguen siendo los padres o los hijos. Detrás quedan hermanos, amigos y otros familiares. Pasada la primera mitad de este ciclo se citan por primera vez como figuras de apego a los nietos y a los hijos políticos.
  • Cuando se alcanza la senectud (66 en adelante)). Los hijos o el cónyuge , si aún vive, las principales figuras de apego. También aparecen los nietos, los hermanos, los hijos políticos y otros familiares.



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