Educando a nuestros hijos: pautas educativas de riesgo


Educar es formar personas aptas para gobernarse a sí mismas, y no para ser gobernadas por otros. 

Herbert Spencer



Anteriormente he defendido la flexibilidad en la selección de la estrategia educativa a emplear según la edad, el estilo de comportamiento del niño y la situación. Sin embargo, existen ciertos patrones educativos claramente perjudiciales que deben ser descartados y erradicados por sus consecuencias negativas para los hijos (problemas de conducta, depresión infantil, bajo rendimiento escolar y comportamiento antisocial).

Según el DSM IV estas pautas son esencialmente cuatro:

  • Disciplina incoherente: los padres no mantienen una pauta coherente en sus actuaciones educativas
    • Incoherencia intraparental: no son sistemáticos en sus acciones, castigan comportamientos apropiados o premian conductas prohibidas; realizan un seguimiento escaso o incoherente de las acciones de los niños; ceden ante sus presiones y cambian de modo impredecible sus expectativas y sus reacciones.
    • Incoherencia interparental: no existe acuerdo entre el padre y la madre sobre las normas de disciplina, hay diferencias en las decisiones a tomar respecto al hijo y también en el seguimiento de los castigos.

  • Disciplina colérica y explosiva: el caso más extremo es el maltrato infantil. Indicadores típicos de este patrón: estrategias como pegar, gritar y amenazar, y un aumento de la probabilidad de que el niño responda desafiando o atacando o con una sumisión extrema. También se suelen producir largos episodios de conflicto padres-niños, un aumento progresivo de la intensidad de los castigos y uso frecuente de las humillaciones. 
  • Baja implicación y supervisión: los padres no están implicados en la educación de sus hijos y no se preocupan de controlarles, ni se interesan por ellos. Ignoran qué actividades realizan sus hijos, no saben quiénes son sus amigos, ni cómo van sus estudios. Incluso aunque sepan que su hijo tiene malas compañías, se sienten incapaces o indiferentes para impedirlo o controlarlo. Además, no suelen realizar actividades con sus hijos. 
  • Disciplina rígida e inflexible: los padres no adaptan sus estrategias de acuerdo con la edad, el estilo de comportamiento o el tipo de problemas implicados en la situación de conflicto. Muy al contrario, sólo usan un rango muy limitado de estrategias que utilizan en cualquier tipo de trasgresión de las normas sin tener en cuenta los factores situacionales. Además, no ajustan la intensidad de la disciplina en función de la gravedad de la infracción, y no usan nunca técnicas de negociación de conflictos. 

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