Tenemos dos orejas y una boca para que podamos escuchar el doble de lo que hablamos.
Epicteto
- Busca el momento adecuado para hablar, por ejemplo antes de ir a la cama, durante la cena, en el coche.
- Empieza tú la conversación, muestra interés por lo que ocurre en sus vidas.
- Busca algo de tiempo a la semana para realizar actividades en común que resulten gratificantes para los dos, pero sin forzar la situación
- Aprende sobre las cuestiones que a ellos puedan interesarles, mostrando interés acerca de su música, sus gustos, etc.
- Inicia la conversación sobre algo que “has estado pensando” no la inicies cuestionando.
- Cuando te hable de algo importante para él, escucha y deja lo que estabas haciendo.
- Muestra interés en lo que dice sin resultar intrusivo.
- Escucha su punto de vista aunque te cueste.
- Déjale que acabe de hablar antes de responder.
- Puedes empezar repitiendo con tus palabras lo que has escuchado para mostrar interés y hacerle saber que lo has entendido.
- Responde de un modo en que aumente la probabilidad de ser escuchado por ellos
3. Evita reacciones agresivas o despreciativas:
- Expresa tu opinión sin invalidar la suya. Recuerda que es posible estar en desacuerdo.
- No des argumentes sobre qué es “lo correcto”, dile que se trata de tu opinión aunque no la comparta.
- Céntrate en sus sentimientos y no solo en lo que tu vivencies durante la conversación.
4. Recuerda:
- Pregunta que cuál es su objetivo en la conversación: consejo, simple escucha, ayuda en el manejo se sus sentimientos, ayuda para resolver un problema, etc.
- Nuestros hijos aprenden imitándonos. Muchas veces, copiarán tu manera de gestionar los sentimientos, de resolver un problema, de manejar los conflictos, etc.
- Habla con tu hijo, evita criticarle, reprocharle o descalificarle.
5. Ser padres resulta difícil en ocasiones:
Hablar y escuchar a nuestros hijos es la clave para contactar con ellos, a veces resulta difícil mantener una relación positiva con el adolescente, pues son muchos los cambios, las presiones y las dudas que les surgen en ese periodo.
Sí persisten las dificultades mas allá de lo esperable, deberíamos considerar la posibilidad de acudir a un psicólogo clínico que pueda mediar en este proceso tan importante.
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