¿Cómo sabemos si nuestro hijo entiende y acepta las normas?


De padres cantores, hijos jilgueros.

Refrán

                                                       


Es muy importante saber acerca de la comprensión e interpretación de los hijos de los mensajes parentales. Desde esta perspectiva se toma al niño como protagonista de su  desarrollo y como constructor de la realidad que le rodea. Los mensajes parentales son parte de los mensajes sociales que el niño debe construir a lo largo de sus desarrollo para comprenderlos y asimilarlos. El niño no es un mero receptor de mensajes sino que los constituye de acuerdo con sus capacidades.


 PERCEPCIÓN Y ACEPTACIÓN DE LOS MENSAJES EDUCATIVO PARENTALES: 

El proceso de la comprensión de un mensaje, tiene dos componentes: la percepción más o menos precisa del mensaje y su aceptación o rechazo.




  • Percepción: algunas prácticas pueden parecer correctas  a los ojos de los adultos, pueden mostrarse inadecuadas pro su escasa claridad para los niños. Si el hijo no entiende el mensaje educativo  no  va a encontrar los resortes motivacionales necesarios para poder aceptarlo. La precisa percepción de los mensajes paternos depende de su claridad, redundancia y coherencia. Si el mensaje se explica de forma clara y repetitiva, y si se le guarda además una clara consonancia entre las actuaciones educativas de ambos padres, habrá mayores garantías de que los hijos lo perciban adecuadamente. La comprensión del mensaje estará también mediada por su desarrollo cognitivo, por lo que no podemos esperar una percepción igualmente precisa en todas las edades.



  • Aceptación: depende de la existencia de un clima cálido y armonioso en la interacción familiar, de que el niño perciba como apropiado y justo teniendo en cuenta su comportamiento y la situación, y de que esté motivado para acatarlo. Todo ello, son condiciones que llevarán a la interiorización del mensaje de los padres. Si los hijos atribuyen intenciones positivas a sus padres tenderán a  ser más comprensivos y  a aceptar la norma, pero si la atribución es negativa la probabilidad de que el niño interiorice la norma disminuirá.


COMPRENSIÓN MUTUA Y LA COOPERACIÓN RECÍPROCA COMO CRITERIOS DE EFICACIA DE LAS PRÁCTICAS EDUCATIVAS:

Acorde con este nuevo enfoque de los mensajes educativos centrado en los hijos, se ha cuestionado la obediencia de que la norma acompañada de interiorización, sea el único criterio válido de eficacia de dichos mensajes a todas las edades. Resulta incongruente que, por un lado, se reconozca el papel activo de los hijos en la construcción de los mensajes de los padres y por otro, sólo se considere pertinente que los acaten, eso sí, entendiendo por qué lo hacen. Pero es igualmente válido, sobre todo a partir de cierta edad, que los hijos presenten a los padres buenas razones para obedecerles.

Bajo este enfoque, las prácticas parentales eficaces son aquellas que permiten una cierta dialéctica por medio de la cual los hijos exponen sus puntos de vista, a la vez que intentan entender a los padres. La negociación de puntos de vista sientan las bases para un mayor conocimiento y comprensión mutua entre padres e hijos. Dicho conocimiento mutuo hace que las conductas de los padres hacia ellos sean más predecibles, lo que facilita la cooperación recíproca entre padres e hijos en innumerables situaciones y tareas de la vida diaria. Ello potencia el desarrollo cognitivo y socioemocional de los hijos.

¿Cómo se va asentando los cimientos  para el conocimiento mutuo a medida que los hijos crecen? La respuesta aún no está clara, pero si tenemos ciertos indicios sobre ello:


  • Hasta los 5 años: un cierto nivel de comprensión de las intenciones y emociones de los padres, junto con la formación de vínculos de apego, sienta las primeras bases que permiten a los niños acercarse hacia el mundo con confianza y explorarlo activamente.  El apego seguro parece tener un papel importante en la interiorización temprana de las normas en los niños pequeños, creando unas primeras bases para el juego cooperativo y recíproco con los padres.Esta cooperación está esencialmente basada en la heterorregulación, debido a la natural asimetría de competencias entre padres e hijos. 
  •  Entre los 6 y 10 años: el nivel de comprensión de las intenciones, emociones y cogniciones de los padres es lo que ayuda a los hijos a empezar a entender algunos puntos de vista sobre las cosas. La dialéctica y la negociación entre padres e hijos son los medios más eficaces para profundizar en el conocimiento mutuo. La comprensión mutua es más determinante de la calidad de la educación después de los 6-7años que antes de esa edad. Gracias a estos avances en la comprensión mutua, se puede llegar a una co-regulación de las conductas del niño,de forma que los padres retienen el control y la supervisión, pero dejan que el niño ejerza gradualmente su capacidad de responsabilidad y autonomía.
  • A partir de los 11 años: la capacidad de comprensión de los hijos de las intenciones, emociones y cogniciones de los padres, así como los progresos en sus dotes negociadoras, permiten avances definitivos en el conocimiento mutuo. Por ello, los hijos están en condiciones de tener expectativas certeras sobre las posibles reacciones de los padres en situaciones concretas. Ello promueve una transición gradual en los adolescentes hacia mayores cotas de responsabilidad en la realización de actividades y tareas: implica autorregulación de su comportamiento. 

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